Kamala Harris hizo historia y se convirtió en la primera vicepresidenta de Estados Unidos
Hija de inmigrantes, fue fiscal general de California y senadora.
Joe Biden ganó las elecciones de los Estados Unidos tras imponerse a Donald Trump en varios estados clave. Su victoria implica que por primera vez en la historia, ese país tendrá una vicepresidenta: su compañera de fórmula Kamala Harris.
Harris llega a los comicios con el dinamismo de haber sido la primera mujer negra en ser elegida fiscal general en California y como la primera mujer de ascendencia del sur de Asia en el Senado.
Con la victoria en las elecciones, rompió otra barrera. “Mi madre me crió para ver lo que podría ser, sin el peso del pasado”, contó Harris, de 56 años, en Twitter.
Los dos padres de Harris son inmigrantes y académicos y su vida quedó marcada por la narrativa del “sueño estadounidense”. Su llegada a la vicepresidencia muestra el profundo cambio demográfico que los Estados Unidos viene atravesando desde mediados del siglo XX a esta parte.
La carrera de Harris
Harris nació el 20 de octubre de 1964 en Oakland, California, que entonces era un foco de activismo por los derechos civiles y en contra de la guerra. Su padre es un economista que llegó a los Estados Unidos desde Jamaica y su madre una científica de la India.
Kamala llegó a contar cómo los actos y las manifestaciones a favor de los derechos civiles se encuentran entre sus primeros recuerdos de infancia: "Recuerdo un mar de piernas moviéndose delante mío, la energía, los gritos y las arengas”.
Cuando empezó la primaria, Harris fue la segunda camada en participar de los grupos desagregados en Berkeley, una experiencia que fue central en su vida.
Se graduó en la Universidad de Howard, en Washington, un ícono de la cultura negra en los Estados Unidos y ese fue el comienzo de una carrera fulgurante como fiscal, que la llevó a ser elegida dos veces como fiscal de distrito en San Francisco y luego fiscal general de California en 2010.
Una “progresista” cuestionada por el ala izquierda
Su discurso de que fue una “fiscal progresista” fue cuestionado por críticos que señalan que peleó por mantener condenas injustas y se opuso a reformas en California, como una ley que instaba al fiscal general a investigar los tiroteos en los que estuviera involucrada la policía.
“Cada vez que los progresistas le pedían que apoyara una reforma del sistema penal como fiscal de distrito y después como fiscal del Estado, Harris se opuso o guardó silencio”, indicó en el diario The New York Times la académica Lara Bazelon. Sus partidarios sostiene que eso se debe a que no contaba con el apoyo de la policía en California.
Sin embargo, luego del asesinato del joven negro Michael Ferguson en 2014, el hecho que dio origen al movimiento Black Lives Matter, Harris viró hacia una postura más reformista.
Su trabajo fue clave para reunir una base y lanzar una candidatura exitosa para llegar al Senado en la campaña de 2016. Se convirtió entonces en la segunda mujer negra en ser elegida para la Cámara Alta.
Su gestión como fiscal general también le permitió acercarse a Beau Biden, el hijo del exvicepresidente, que tenía el mismo cargo que ella en Delaware.
“Yo sé cuánto Beau respetaba a Kamala y su trabajo, y, para ser honesto con ustedes, eso pesó en mi decisión (de elegirla)”, indicó Biden durante su primera comparecencia con Harris como compañeros de fórmula.
Desde que fue elegida como la compañera de fórmula de Biden en agosto, atacó a Trump por su caótica gestión de la crisis del coronavirus, pero también por temas como el racismo, el curso de la economía y su agresiva política migratoria.
En su primer mensaje en Twitter, Harris reiteró el lema de campaña de que las elecciones fueron una lucha por “el alma de los Estados Unidos" y dijo que ahora tiene “mucho trabajo por delante”.
"Estas elecciones son mucho más que sobre Joe Biden o sobre mí. Se trata del alma de EEUU y nuestra voluntad de luchar por ello. Tenemos mucho trabajo por delante, empecemos”, afirmó.